Con el anuncio de Andrés Manuel López Obrador separándose
del Partido de la Revolución Democrática y buscando que su Movimiento de
Regeneración Nacional se convierta en partido político, todo nos haría pensar
que AMLO busca de manera obsesiva la silla presidencial con el argumento de un
nuevo fraude y de ir en contra de los poderosos que no permiten el verdadero
cambio.
Aun con este rompimiento con el PRD –y de alguna forma con
el Partido del Trabajo y Movimiento
Ciudadano- se vislumbra un panorama nada alentador para la llamada izquierda en un momento que el Partido
Revolucionario Institucional prácticamente tendrá un poder en diversos rubros,
empezando por el mismo poder presidencial pasando por Congreso de la Unión
donde son la primera fuerza política.
El futuro de la izquierda se tendrá que resolver antes del
2015 cuando se lleven a cabo las elecciones intermedias y donde probablemente
sea la primera prueba que tendrá AMLO con su partido, y donde PRD, PT y MC
verán cuantos de sus militantes se mudan.
Así la regla básica de toda confrontación “divide y vencerás”
se esta aplicando a una izquierda que le costo mucho trabajo formarse y un
hombre como Cuauhtémoc Cardenas ve como esa izquierda no tiene ni pies ni
cabeza pues no hay líder en este momento que tome la batuta de unión para hacer
ver a la sociedad que tan importante es tenerla.
A esto hay que agregarle la visible campaña que iniciara
Marcelo Ebrad al concluir su administración y donde tendrá como primer
contrincante a Miguel Mancera que de hacer bien las cosas en el Distrito
Federal bien puede ser candidato. Es cierto, falta mucho pero ya vimos que
desde que se tomar el cargo público también empiezan las precampañas de cada
aspirante.